El dolor de rodilla o gonalgia es uno de los problemas más frecuentes a cualquier edad. Roturas de menisco, artrosis de rodilla, problemas de cartílago, infiltraciones de rodilla, etc., son términos que ya son comunes para casi todo el mundo por su gran frecuencia. Pero, ¿todo dolor de rodilla debe ser infiltrado? ¿Todo dolor de rodilla es por artrosis? La cirugía, ¿es aconsejable?

Lo primero que debemos saber es que ante un dolor de rodilla limitante debemos consultar con un traumatólogo quien, en base a su experiencia, realizará una exploración de rodilla y podrá orientar al paciente sobre el diagnóstico más probable. Con una buena exploración podemos obtener muchísima información, tanta o más que con pruebas como la resonancia.

 Figura 1. Exploración de estabilidad de rodilla.

En función de la sospecha, y en casos de dolor severo, el traumatólogo optará por confirmar el diagnóstico con pruebas como la radiografía (para fracturas o artrosis), la resonancia magnética (para lesiones de menisco, ligamentos y cartílago) o la ecografía (para lesiones tendinosas sobre todo).

Figura 2. Resonancia magnética de rodilla. Rotura de ligamento cruzado.

Es importante saber que, en ocasiones, pruebas como la resonancia nos dan exceso de información como, por ejemplo, pequeñas lesiones de menisco que al paciente no le dan ningún dolor o cuadros como la condromalacia rotuliana que todo el mundo tiene con la edad debido al desgaste de cartílago.

Siendo un campo bastante extenso y sin querer excederme en datos y términos complejos, haré un resumen orientativo de los problemas más comunes de rodilla, con los tratamiento más aconsejados. Allá vamos:

A) LESIONES DE MENISCOS: el menisco puede considerarse como la “almohadilla” de la rodilla ya que absorbe los impactos, lubrica la articulación y es una estructura muy importante. Pero, debido a su gran funcionalidad, es una estructura que puede romperse, y puede hacerlo de dos maneras:

  • Rotura aguda de menisco: típica rotura de menisco del deportista joven quien, tras un giro brusco de rodilla, sufre un chasquido y dolor intenso de rodilla, con derrame articular. Esta rotura, habitualmente, debe ser operada. Hoy en día disponemos de la artroscopia de rodilla donde, con dos pequeñas incisiones de 3mm, podemos operar “sin abrir la rodilla”. Si la rotura es simple, lo normal es quitar el menisco lesionado y el paciente puede volver a caminar al día siguiente de la intervención, recuperando su actividad aproximadamente al mes. En lesiones más complejas, es posible que se opte por la sutura del menisco, con un período de recuperación de 4-6 meses.

Figura 3. Rotura de menisco (Arriba). Menisco reparado (Abajo).

  • Rotura degenerativa de menisco: cuando el menisco ha “trabajado” durante muchos años, puede sufrir desgaste y, debido al mismo, es probable una rotura espontánea del menisco en un gesto normal como ponernos de cuclillas. Esta rotura es típica de gente de mediana edad o edad avanzada. Salvo dolor muy severo y limitante, este tipo de roturas no se operan ya que si hay dolor normalmente es por una suma de factores (artrosis, lesión meniscal, etc.). En caso de dolor limitante, se pueden operar mediante artroscopia.

B) LESIONES LIGAMENTOSAS: también son lesiones típicas del deportista (esquí, fútbol, pádel, trail, etc.) y la lesión más conocida es la rotura del ligamento cruzado anterior.

En pacientes jóvenes, cada vez más extendido y con mayor evidencia científica, estas lesiones deben ser operadas. Habitualmente se crea un nueva ligamento cruzado con tendones del propio paciente (semitendinoso-recto interno o tendón rotuliano), a criterio del traumatólogo cirujano. Esta operación se realiza del mismo modo mediante artroscopia, con una incisión “abierta” para extraer el nuevo ligamento.

Figura 4. Extracción de semitendinoso para reparación de rotura de ligamento cruzado anterior.

El tiempo de recuperación es de aproximadamente 6 meses, siendo básico el trabajo del fisioterapeuta para una recuperación completa.

Figura 5. Trabajo del recuperador (fisioterapeuta) en la reincorporación al deporte en futbolista.

Otras lesiones ligamentosas, menos frecuentes, pueden ser la lesión del ligamento cruzado posterior, el esguince o rotura del ligamento lateral interno o la inestabilidad rotacional de rodilla, cuyo tratamiento puede ser fisioterápico de inicio o mediante cirugía.

C) LESIONES DE CARTÍLAGO: el cartílago es de las pocas estructuras del cuerpo que no se regenera, por lo que su tratamiento es complejo. En mi consulta me gusta comparar el cartílago con las ruedas de un coche, a más kilómetros, mayor desgaste. Es por ello que, todo el mundo, conforme cumple años, tendrá un desgaste de cartílago, también llamado artrosis. Pero, por otro lado, podemos encontrarnos con lesiones de cartílago en gente joven o lesiones por traumatismos, con un tratamiento y enfoque distinto. Por ello, el tratamiento a modo general debe ser:

    • Lesiones degenerativas de cartílago (artrosis): habitualmente evolucionan en ciclos (temporadas de mayor dolor y temporadas con menos dolor). Su tratamiento debe ser la fisioterapia y, si no se mejora, se pueden valorar las infiltraciones.

Una de estas infiltraciones habituales son los corticoides: de entrada, no deben usarse nunca. ¿Por qué? A pesar de ser la infiltración más efectiva para el dolor, el corticoide es el mayor enemigo para el cartílago, por lo que suele ser “pan para hoy y hambre para mañana”. Debe reservarse para casos de gente muy mayor que no puede ser intervenida o para casos muy concretos de dolor muy severo.

En aquellos casos de artrosis avanzadas, las prótesis de rodilla habitualmente dan muy buenos resultados, ganando el paciente en calidad de vida durante muchos años y mejorando mucho el dolor y la distancia recorrida.

Figura 8. Artrosis severa de rodilla. Véanse las lesiones en el cartílago del fémur.

En cuanto a los tratamientos vía oral (colágeno, magnesio, cartílago de tiburón, condroitin sulfato, etc.), hasta el momento, no hay estudios de evidencia científica que demuestren que deben usarse, por lo que en mi práctica no los aconsejo.

  • Lesiones agudas de cartílago: en estos casos se busca formar un cartílago llamado fibrocartílago (de peor calidad que el original) por lo que ante este tipo de lesiones se realizan técnicas de cirugía como las microfracturas, mosaicoplastias o el trasplante de condrocitos (son las células que forman originalmente el cartílago, en este caso sí se forma un nuevo cartílago). Deben ser valoradas de forma individual y el éxito no siempre se consigue. Técnicas como el trasplante de condrocitos están en auge y es de esperar que en unos años puedan usarse de forma habitual.

Figura 9. Gran lesión condral en fémur en deportista joven.

D) LESIONES FEMOROPATELARES: habitualmente son lesiones de cartílago pero las trato aparte debido a su gran frecuencia, siendo el diagnóstico de condromalacia rotuliana uno de las más frecuentes en los informes de resonancia magnética de rodilla. Producen un dolor típico al bajar cuestas o escaleras y en la posición de cuclillas, produciendo un “roce” al mover la rodilla. Pueden ser tratadas mediante fortalecimiento muscular del cuádriceps o infiltraciones, no siendo habitualmente efectiva la cirugía.

 Como hemos visto, la rodilla es la articulación “estrella” para el traumatólogo, ya que en ella asientan varias de las patologías más frecuentes. Salvo lesiones severas o muy limitantes, la cirugía no debe ser el primer tratamiento pero, si se precisa, la cirugía por artroscopia o las evolucionadas prótesis de rodilla dan excepcionales resultados con una reincorporación a la vida activa cada vez más precoz.

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