Atletas, corredores, runners, triatletas, maratonianos, finishers, etc, desde hace varios años vivimos una época de auge deportivo y, más concretamente, de correr.
En las consultas de Traumatología son muy frecuentes los corredores con distintos tipos de lesiones y dolencias, lo cual nos hace preguntarnos, ¿es sano correr?
Figura 1. Corredor en media maratón.
La respuesta es muy sencilla: ¡Sí!, pero con condicionantes. Practicar cualquier deporte es sano y si este deporte es aeróbico y habitual más aún. Corriendo conseguiremos:
- Prevenir la obesidad.
- Prevenir la diabetes.
- Reducir el riesgo de enfermedad coronaria.
- Reducir el riesgo de ictus.
- Mejorar el estado de ánimo (previene la depresión), etc.
En resumen, corriendo disminuiremos las posibilidades de graves enfermedades como el infarto que podrían producirnos la muerte. Además, seremos personas más sanas, capaces de subir más escaleras, más felices y, sobre todo, con mayor calidad de vida.
Pero, ¿basta con correr y ya está? ¿Puede correr cualquier persona? No, rotundamente. Correr es un deporte que no todo el mundo puede practicar, al menos, de inicio. Conviene antes de plantearse empezar a correr ser valorado por:
- Un médico: quien valorará el riesgo cardiovascular y la posibilidad de practicar un electrocardiograma, analítica, ecocardiograma, pruebas de esfuerzo, etc.
Figura 2. Las personas con obesidad deben ser valoradas antes de comenzar a correr.
- Un preparador físico: licenciados en CAFD, ellos son las personas realmente habilitadas para la prescripción física y serán ellos quienes marquen las pautas del entrenamiento para minimizar las lesiones y optimizar el rendimiento.
Estas son las dos profesiones que, de entrada, deben ser valoradas antes de correr. No hace falta ser un runner para prevenir una muerte súbita de las que, por desgracia, estamos acostumbrados a ver en pruebas de media maratón o maratón. Después conviene, de cara a una preparación perfecta, valorar si nuestra nutrición es la adecuada, si nuestra pisada es neutra, pronadora o supinadora, si nuestras zapatillas son las adecuada a nuestro peso y a la superficie en la que corremos, etc. En definitiva, no basta con atarse las primeras zapatillas y salir a correr, es necesaria una preparación previa si queremos prevenir lesiones o enfermedades muy graves.
En mi consulta, como traumatólogo deportivo, son muy frecuentes las lesiones derivadas de correr como:
- Lesiones inflamatorias como tendinitis (tendinopatías) a nivel de tendón rotuliano, tendón de Aquiles, pata de ganso, fascia plantar, etc.
- Lesiones por descompensación muscular como la osteopatía del pubis o pubalgia, las cuales en ocasiones precisan de tratamiento quirúrgico.
- Lesiones por sobreuso o por alteraciones biomecánicas, como las fracturas de estrés o el síndrome de la cintilla iliotibial.
- Lesiones traumáticas, por caídas o golpes, como fracturas, contusiones, hematomas, etc.
- Lesiones musculares que van desde el calambre o agujetas (síndrome del dolor muscular tardío o DOMS), a las microrroturas o roturas fibrilares, habitualmente en cuádriceps y gemelos/sóleo.
- Lesiones fortuitas por una mala caída o un giro brusco como lesiones meniscales o lesiones de ligamento cruzado anterior.
- Lesiones derivadas de un aumento de presión en los compartimentos musculares, como el síndrome compartimental crónico.
De todas ellas, la rodilla cobra especial importancia en cuanto a lesiones inflamatorias o lesiones meniscales, siendo el pie habitual lugar de lesiones como hiperqueratosis (callosidades), fascitis plantares, neuromas de Morton, metatarsalgias, etc.
En el tratamiento de todas estas patologías, con carácter general, conviene:
- Realizar un adecuado diagnóstico. Para ello, el traumatólogo será el profesional más adecuado en gran mayoría de las patologías.
Figura 3. Traumatólogo realizando una exploración de rodilla.
2. Poner los medios para prevenir nuevas lesiones. Por ejemplo, si el problema es biomecánico, hay que ser valorado para evitar recidiva de la lesión con un estudio de la pisada (estudio baropodométrico), valorar la posibilidad de plantillas correctoras, etc.
3.Tratamiento de la lesión: en ella, en un elevado número de casos, el fisioterapeuta es nuestro profesional de elección. Tendinopatías, lesiones por sobreuso, lesiones musculares, descargas musculares y demás serán subsidiarias de un tratamiento 100% fisioterápico.
Figura 4. Fisioterapeuta realizando una descarga muscular a nivel de cuádriceps.
Solo en casos de lesiones que no mejoran con el tratamiento habitual fisioterápico, de lesiones graves como una rotura de ligamento cruzado o una fractura, el traumatólogo deportivo deberá valorar otras opciones como:
a) Infiltraciones. Habitualmente, en mi opinión, se ha abusado del tratamiento mediante infiltraciones, sobre todo, con corticoides. Esta infiltración es “pan para hoy y hambre para mañana” ya que suele mejorar espectacularmente el proceso de dolor pero si hay un problema, no lo corrige. Además, los corticoides degeneran los tendones y partes blandas, por lo que el riesgo de rotura tras una infiltración aumenta. Es por ello que, en mi práctica habitual, suelo indicar las infiltraciones con plasma rico en plaquetas, PRPs o mal llamados factores de crecimiento. Estas infiltraciones, aún no teniendo una evidencia científica muy contrastada, son del propio paciente, no perjudican y pueden tener efectos beneficiosos en el tratamiento de tendinitis, tendinosis, lesiones musculares, etc.
Figura 5. Plasma rico en plaquetas (parte amarilla).
Otra infiltración de uso en rodilla puede ser el ácido hialurónico en casos de condromalacia o desgaste de cartílago.
Figura 6. Infiltración de ácido hialurónico en rodilla.
b) Cirugía: reservada para casos límite o muy graves cuya única solución sea el paso por el quirófano. Como siempre, es la última arma a utilizar.
Figura 7. Rotura de menisco en artroscopia de rodilla.
En definitiva, correr es sano, pero debemos prevenir antes de comenzar a practicar este deporte. Y, como ya dije hace algún tiempo en un tuit: “Ante un paciente que dice me duele al correr, no debemos decir (los médicos): deje de correr. Para eso no estudiamos 12 años (y toda una vida)”.
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