-Paciente: «Doctor, tengo hormigueo constante en las manos, pero más aún por la noche».
-Doctor: «¿Todos los dedos de la mano? ¿El meñique incluido?»
-Paciente: «Ahora que lo dice, el meñique no»
-Doctor: «¿Ha perdido fuerza? ¿Le cuesta realizar las tareas cotidianas?»
-Paciente: «Si, mucha. He roto casi toda la vajilla de casa».
Esta conversación es «clásica» en las consultas de Traumatología. Ante estos síntomas lo primero que debemos sospechar es el famoso síndrome del túnel carpiano o túnel del carpo. Personalmente, me gusta más el nombre de túnel carpiano porque rima con nervio mediano, su protagonista.
Este síndrome consiste básicamente en un atrapamiento del nervio mediano en el llamado túnel del carpo, una región de la mano con numerosas estructuras alrededor, sobre todo, tendones flexores. En este túnel, el nervio mediano se protege de posibles lesiones pero, al mismo tiempo, puede verse atrapado ante varias causas.
Me gusta compararlo con un túnel donde pasan vehículos (información nerviosa) pero se estrecha tanto en altura que impide su paso.
¿Por qué se produce este atrapamiento? Los motivos son múltiples pero los más frecuentes son:
- Trabajo: esta patología es bien conocida en las mutuas laborales ya que, en trabajadores manuales y de fuerza, es muy frecuente.
- Hábitos: con el reciente aumento de las nuevas tecnologías y el excesivo uso del móvil, se ha visto un aumento de esta patología.
- Enfermedades: enfermedades de depósito como la mucopolisacaridosis (habitual patología en niños), hipotiroidismo, enfermos en diálisis, etc.
- Embarazadas: y después del parto (puérperas), muy frecuente. Cede espontáneamente en la mayoría de ocasiones.
- Traumatismos: una caída sobre la mano, con o sin fractura, puede provocar la inflamación del «techo del túnel» y «asfixiar» al nervio mediano.
- Cirugías: cuando se realiza una cirugía en la proximidad del nervio mediano, debido a los separadores que se usan, el nervio puede verse comprimido y dar una clínica de túnel del carpo. También, el hematoma tras la cirugía e inflamación podrían provocarlo.
Los pacientes con el síndrome del túnel carpiano tienen los siguientes síntomas:
1.Dolor: el dolor, al inicio, suele ser solo por la noche. Si la patología avanza, se convierte en un dolor diario y continuo.
2.Hormigueo u «hormiguillas»: las llamadas parestesias en el argot clínico, el paciente siempre refiere este síntoma. Importante, el hormigueo se produce en el pulgar, índice, corazón y en la mitad del dedo anular, el dedo meñique «se libra» en esta patología.
3.Pérdida de fuerza: progresivamente, el paciente refiere la incapacidad para abrir una botella o para llevar un vaso de agua en la mano. En trabajadores del hogar, es habitual la frecuente rotura de platos y vasos por este motivo.
4.Pérdida de la precisión: en casos de cirujanos (frecuente), pianistas, relojeros o cualquier profesión o hobbie que implique precisión, los pacientes refieren estar «más torpes».
5. Atrofia muscular: si comparamos la mano afecta con la sana, la musculatura que hay debajo del pulgar (en la llamada eminencia tenar), se atrofia y se pierde en casos de larga evolución.
Atrofia muscular en eminencia tenar por síndrome del túnel carpiano severo
¿Cómo se diagnostica? Sobre todo, y en primer lugar, el diagnóstico debe ser clínico. Con unas preguntas básicas y una exploración, se obtiene el diagnóstico. Se realiza habitualmente la prueba de Tinel (pequeños golpes en el túnel carpiano reproducirán calambres y dolor eléctrico) o el test de Phalen.
Es importante conocer que no todos los hormigueos o dolores en la mano son un síndrome del túnel carpiano. En casos de hormigueos en el dedo meñique, puede ser un síndrome del nervio cubital, en casos generalizados el problema puede estar a nivel cervical, etc. Una buena exploración médica será clave para un diagnóstico adecuado.
Para confirmar el diagnóstico y valorar el grado de compresión del nervio mediano, pediremos una electromiografía. Esta prueba nos dará la información sobre si la compresión del nervio mediano es muy leve, leve, moderada, severa o muy severa. En base a nuestra exploración, el oficio del paciente y el resultado del electromiograma, tomaremos una decisión de tratamiento:
–Observar: en casos muy leves o de reciente aparición. En estos casos, podemos ayudar a la mejor conducción nerviosa con complejos vitamínicos del grupo B (B1, B6, B12 las más habituales).
–Fisioterapia: para bajar la inflamación en casos de inflamación de los tendones flexores (tenosinovitis), para drenaje en casos provocados por la retención de líquidos (pacientes en diálisis), para recuperación de traumatismos, etc.
–Férulas nocturnas: para evitar posiciones forzadas de la mano al dormir que podrían comprimir más aún el nervio mediano.
–Cirugía: en este caso, y a diferencia de la gran mayoría de patologías, la cirugía cobra un gran protagonismo. En casos de atrapamiento moderado o severo, el nervio debe ser liberado porque, cuanto más se demore la cirugía, mayores complicaciones y mayor tiempo se necesita para la recuperación.
El nervio es como un cable eléctrico «pelado», y su recuperación es muchas veces una incógnita. En casos muy severos y de larga evolución, la recuperación después de la cirugía es muy variable. En los casos que se operan en su debido momento, la recuperación es prácticamente instantánea y el paciente suele comentarnos que la misma noche después de la cirugía ya ha podido descansar adecuadamente.
Es por ello que, en casos cuyo diagnóstico es claro y la electromiografía nos muestra un atrapamiento considerable del nervio, se aconseja la operación.
Es una operación sencilla en manos expertas, de uno 10 minutos, con 3 puntos de sutura (los puntos se caen solos) y una recuperación y vuelta al trabajo de unas 2 semanas. La cirugía es ambulatoria y el paciente duerme en casa. La cicatriz es mínima (cirugía mínimamente invasiva).
Liberación con mínima incisión de nervio mediano (pinza indica donde se encuentra el nervio)
Habitualmente, tras la cirugía, no es necesario realizar tratamiento de rehabilitación ya que el paciente mejora notablemente del dolor y hormigueo. Para recuperar la fuerza perdida, es cuestión de poco a poco volver a fortalecer la musculatura de la mano con las tareas cotidianas en casa y en el trabajo. En casos muy evolucionados, la fisioterapia siempre es de gran ayuda.
¿Complicaciones? Como en toda cirugía, pero no son habituales. Un traumatólogo con experiencia en esta patología sabrá como realizar la cirugía y minimizar los posibles riesgos. No son frecuentes las recidivas en la mano intervenida, pero sí es frecuente que se pueda tener este atrapamiento en la otra mano.
Esto es todo lo que he considerado importante saber en toda persona que se enfrenta a esta incómoda patología. Te invito a seguirme en redes sociales Facebook, Twitter e Instagram.
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