El juanete, también conocido en términos médicos como hallux valgus, es una de las preocupaciones más comunes en traumatología y la patología estrella del pie.
Se produce por una deformidad progresiva del primer dedo («dedo gordo» o hallux), el cual se desvía hacia el 2º dedo (desviación en valgo), de ahí el término hallux valgus.
Esta desviación es progresiva y termina por formar el juanete, con una zona muy dolorosa al roce (llamada bunion). Las causas de esta deformidad progresiva son biomecánicas y su origen puede ser:
- «Genético» o congénito: es decir, que no pueden ser evitadas. Si la forma de nuestro pie no es la correcta, podemos sufrir de juanetes.
- Patológico: por enfermedades de tipo reumático, por ejemplo.
- Adquirido: por causas externas, que sí pueden ser evitadas.
Como es obvio, no podemos cambiar (por el momento) nuestros genes o herencia. Si nuestros abuelos y padres han tenido juanetes, tenemos una gran probabilidad de tener juanetes. Pero si la forma de nuestro pie es correcta y «estamos bien hechos», sí podemos evitar desarrollar un juanete con su correspondiente dolor y alteración estética.
Los factores de riesgo evitables son:
- Calzados muy estrechos, que terminan en punta (con los dedos muy juntos).
- Calzado muy rígido.
- Tacones muy altos.
Imagen de escáner en 3D donde se aprecia la gran deformidad del pie por el tacón
Por lo tanto, ¿se pueden prevenir? En muchos casos sí, evitando el uso diario de tacones y calzado estrecho. Si eres mujer (u hombre), ya sé lo que estás pensando y sé lo «antiestético» que es un calzado ancho y plano. Con esto solo quiero referirme al uso continuado de ese tipo de zapatos, siendo éste el motivo de que la frecuencia del juanete sea muchísimo mayor en mujeres que en hombres. Además, no todos los tacones son estéticos, como este ejemplo de tacones de Yves Saint Laurent (además de peligrosos y nada baratos):
¿Qué síntomas producen los juanetes?
1.Dolor: el dolor es el síntoma principal y, como hemos comentado, se produce por el roce con el calzado y la consiguiente inflamación del juanete. No todos los juanetes duelen, de hecho, en algunos casos llegan muy avanzados por la ausencia de dolor.
2.Deformidad del pie: esta deformidad no solo es estética sino que también produce una alteración en la forma de caminar.
3.Sobrecarga de otras zonas del pie: al hilo del punto anterior, y debido a caminar incorrectamente y para evitar dolor, se producen sobrecargas en zonas del pie que no deberían producirse como las metatarsalgias. Es debido a la alteración biomecánica producida por el juanete y/o por la alteración de la llamada «fórmula» del pie (la forma y longitud de los huesos del pie).
4.Alteraciones en las uñas, dedos en garra, callos, etc., todo ello puede ser debido a la deformidad progresiva del juanete.
El diagnóstico del juanete es muy sencillo, lo diagnostica el propio paciente. Pero, una vez tenemos síntomas por el juanete, el traumatólogo pedirá pruebas (radiografía en carga de ambos pies) para estudiar los ángulos del pie con vistas a su posible reconstrucción en una cirugía.
Ahora lo más importante, una vez producido el juanete, ¿cuál es el tratamiento?
En mi práctica, me gusta seguir la filosofía de «la cirugía es lo último». Es decir, el paciente puede probar tratamientos como:
- Separadores de dedos: aunque no han demostrado solucionar esta patología del pie.
- Plantillas: pueden mejorar la biomecánica de nuestros pies y el apoyo. En juanetes ya formados, no son la solución del problema.
- Fisioterapia: útil para casos de gran inflamación, para mejorar el dolor.
- Podología: para ajustes biomecánicos y tratamientos.
En casos de juanetes con alteración de la fórmula del pie, inevitablemente, la solución es la cirugía. Y debemos tener claro esto: la operación se realiza cuando hay mucho dolor y limitación en la calidad de vida. Es decir, si no hay dolor, no aconsejo la cirugía. La cirugía por estética no debe realizarse porque, como toda cirugía, tiene sus riesgos y deben ser asumidos por paciente y cirujano.
El objetivo de la cirugía es triple:
- Mejorar el dolor del paciente.
- Quitar el juanete.
- Evitar la recidiva.
Para ello hay que reconstruir la fórmula del pie y hay que realizar cortes en huesos (llamados osteotomías) para mejorar los numerosos ángulos del pie que el traumatólogo habrá medido antes de la cirugía. Es por ello que no es una cirugía «sencilla», no basta con quitar lo que vemos (el bulto del juanete), sino que tenemos que hacer una planificación muy exhaustiva de cada paciente para evitar que vuelva a producirse.
La cirugía puede hacerse de dos formas:
1.Mínimamente invasiva o MIS: muy de moda, se realiza con pequeñas incisiones en el pie del paciente y con material específico. En manos expertas, puede corregir correctamente el juanete pero también presentan mayores riesgos (quemaduras en piel, infecciones, etc.). Igual que hay buenos resultados, también los hay muy malos con este tipo de cirugía, por lo que insisto en ponerse en manos expertas:
2.Cirugía abierta: es la cirugía clásica y es la técnica de mi elección. Se realiza una mayor incisión que con la cirugía MIS pero, en mi opinión, el defecto estético es mínimo cuando el cirujano se preocupa por la cicatriz y su cuidado. Al exponer todo el problema del juanete, la corrección del pie es más sencilla y reproducible, sobre todo en cuanto a los cortes del hueso a realizar. En este ejemplo, osteotomía tipo Chevron.
Estos cortes en el hueso, habitualmente, se fijan con tornillos que quedan enterrados en el hueso para no molestar al paciente.
Una vez realizada la cirugía, ¿qué puede hacer el paciente?
Si la cirugía ha sido realizada por manos expertas y con éxito, lo habitual es comenzar a caminar al día siguiente de la operación. Hay quien opta por calzados ortopédicos (tacón invertido) o por calzados de suela plana y anchos; dependerá de la experiencia de su cirujano. Suele ser bien tolerado el postoperatorio, con curas de las heridas cada 72h y retirada de los puntos a los 12-14 días.
En cuanto a las complicaciones, es habitual el dolor en la zona intervenida pero no suele ser excesivo. También puede inflamarse el pie, es frecuente, aconsejándose medidas como la elevación del mismo, la fisioterapia o medias compresivas para evitar el edema. Problemas infecciosos son poco frecuentes (por suerte).
Por lo tanto, y a modo resumen, debemos cuidar nuestros pies. Si podemos, debemos evitar el calzado estrecho y de tacón a diario. Si ya hemos desarrollado el juanete o juanetes, debemos ponernos en manos expertas para su tratamiento, terminando con mucha frecuencia en cirugía, pero con una tasa de éxito muy alta.
Esto es todo lo que he considerado útil acerca de los juanetes, espero que haya servido de ayuda. Si crees que este artículo puede servir a más gente, te invito a compartirlo. Podéis seguirme en RRSS, Facebook, Twitter e Instagram.
¡Muchas gracias!