La clinodactilia es el término científico que usamos para referirnos a los dedos torcidos, ya sea en el pie o en la mano, hacia derecha o hacia izquierda. Es una de las preocupaciones más frecuentes en la consulta de traumatología infantil y, por suerte, una de las cosas que menos nos preocupan a los traumatólogos infantiles.
¿Por qué se produce la clinodactilia? Los motivos son muy variados:
– Herencia: si el padre o la madre (o ambos) tienen los dedos torcidos de los pies, es muy posible que el niño también lo herede. Es la más frecuente.
– Enfermedades cromosómicas: síndrome de Down, síndrome de Edwards o síndrome de Klinefelter cursan habitualmente con desviaciones en los dedos del pie y/o mano.
– Otras patologías asociadas: como la sindactilia (unión de dedos) o polidactilia (más dedos de lo habitual), asociadas a anomalías genéticas. En la imagen siguiente, podemos ver un pie con unión de los dedos 2º y 3º (sindactilia), desviación del 4º dedo (clinodactilia) y un dedo «extra» en el 5º dedo (polidactilia).
– Por causas adquiridas: es decir, no genéticas. Por ejemplo, una fractura en un dedo del pie (puede ser la típica fractura de verano al golpearnos el pie con la pata de una mesa por ir descalzos) con una mala consolidación y desviación del dedo. Otro causa puede ser el uso de zapatos muy estrechos, causa también del juanete o hallux valgus como vemos en este artículo.
La clinodactilia, ¿produce dolor? En la gran mayoría de los casos no, nada. Solo en algunos casos muy puntuales o con gran deformidad, puede producir dolor por el roce del dedo desviado. Este dedo puede desviarse por encima o por debajo del dedo adyacente, denominándose clinodactilia supradductus (por encima, como el 2º dedo en la imagen de arriba) o infradductus (por debajo, como el 3er dedo en la imagen de abajo) en función de la deformidad.
¿Cómo se corrige esta deformidad? La solución habitual para esta desviación de los dedos de los pies es muy sencilla, ninguna. ¿Ninguna? Si, ninguna, ya que el 99% de los niños con clinodactilia se resuelven espontáneamente sin tratamiento alguno. Conforme el niño va creciendo y ensanchándose el pie, los dedos se colocan solos en su sitio.
Por ello, es muy frecuente que los padres nos pregunten:
- «Doctor, ¿por qué mi hijo tiene los dedos torcidos si ninguno de nosotros (los padres) los tiene?»
Lo que ocurre habitualmente es que los padres, como es normal, no se acuerdan de cuando eran pequeños y sus pies se corrigieron solos.
En casos más severos de deformidad o en casos de molestias, podemos optar por:
1.Separador de silicona: siempre es mi primera opción, mantiene el dedo con clinodactilia separado y evita las molestias en aquellos casos en los que estén presentes. Solo lo aconsejo en casos severos o con dolor. En casos sin dolor, por experiencia, los niños se los quitan (y recordamos que la gran mayoría se corrigen solos). Además, los separadores no curan, al quitarlos en dedo vuelve a adquirir su deformidad previa, por lo que solo los uso en casos indicados.
2.Cirugía: muy poco habitual, en casos muy severos y dolor, siendo más aconsejable en niños con más edad y cercanos al final del crecimiento (16 años aproximadamente en niñas y 17 años en niños). En adolescentes o adultos, la técnica con mejor resultado consiste en un corte en el hueso para realinearlo y fijarlo, habitualmente, con aguja o tornillo.
En niños, en casos necesarios, se realiza una técnica de partes blandas (tendones) para realinear el hueso desviado sin tocar hueso para así evitar posible daño al cartílago de crecimiento.
Recordad que esta cirugía no debe hacerse por motivos estéticos, sobre todo en niños, en los que el crecimiento casi siempre corregirá esta patología (ya que toda cirugía tiene sus riesgos). En adultos, si uno quiere en su mayoría de edad, se puede hacer por dolor o estética.
Espero haber ayudado a resolver esta cuestión que tanto preocupa a los padres. Os animo a compartir el artículo para ayudar a más padres y a seguirme en mis redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. ¡Gracias!