Hoy escribo sobre uno de los temas que más se repiten en consulta: la postura en W. Esta posición que adquieren los niños (y algunos adultos) al sentarse en el suelo es debida a lo que llamamos en términos médicos anteversión femoral. Es decir, la cabeza del fémur mira hacia delante «más de lo normal».
¿Por qué se produce esta anteversión femoral? Como le digo a todos los padres, es una «condición», como el que es rubio o tiene los ojos azules. Es decir, la anteversión femoral en el 99,9% de los casos no es una patología.
Durante el desarrollo de nuestros hijos se producen una serie de cambios que son normales. Uno de estos cambios es la anteversión femoral, que es la causa de la postura en W. Esta anteversión puede aumentar hasta los 5-6 años y progresivamente debe ir disminuyendo durante todo el crecimiento (hasta los 16 años aproximadamente). Para medirla, debemos colocar al niño boca abajo, como en este caso de la imagen.
Además de la posición en W, la anteversión femoral es uno de los motivos más frecuentes de «meter el pie hacia dentro» al caminar, o lo que es lo mismo, la marcha en rotación interna, como vemos en este artículo y en esta imagen.
Ahora la pregunta del millón: ¿debemos corregir a nuestros hijos la postura en W? Podemos hacerlo pero ellos van a seguir haciéndolo porque, al sentarse en el suelo, están más cómodos así. Y el motivo de esto es que su hueso «tiene esa forma», por lo que seguirán haciéndolo. Por lo tanto, NO. Aconsejo no gastar energías en corregir a nuestros hijos porque se irá corrigiendo espontáneamente con el crecimiento.
¿Plantillas? ¿Aparatos ortopédicos? Rotundamente no. Como es una «condición» del fémur, las plantillas o los aparatos ortopédicos no van a corregir la forma del hueso, por lo que no los aconsejo a mis pacientes. Evitaremos gastar dinero y evitaremos sufrimiento de los niños como en la imagen siguiente.
¿Todas anteversión femoral se corrige sola? No. En pacientes con alteraciones neurológicas (parálisis cerebral) o cromosómicas (por ejemplo, síndrome de Down), en ocasiones, dicha anteversión femoral aumenta con la edad y puede dificultar mucho la marcha del niño. Solo en casos muy seleccionados es preciso hacer una cirugía para girar el fémur. Como vemos, son cirugías agresivas indicadas por un traumatólogo infantil en casos puntuales.
Por lo tanto, ante cualquier duda lo mejor será consultar con su traumatólogo infantil. Y, como hemos visto, podemos ahorrarnos el repetir a nuestros hijos aquello de: «¡no te sientes así que es malo!»
Espero que os haya ayudado este «traumaconsejo». Si es así, ¿me compartes para llegar a más padres? Podéis seguirme en redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. ¡Gracias!