La obesidad infantil es uno de los mayores problemas médicos actuales. Como traumatólogo infantil, veo a diario muchos casos de niños con obesidad severa en edades muy tempranas, y con problemas derivados por ello.
¿Por qué un traumatólogo escribe sobre esto? Porque me afecta y mucho. No voy a tratar temas que corresponden a especialistas en endocrinología o nutricionistas pero sí voy a mostrar este grave problema desde mi punto de vista como traumátologo y padre.
A nivel de traumatología infantil, la obesidad genera una serie de problemas como:
–Arqueamiento de piernas: el llamado genu varo. En niños obesos que comienzan a caminar, el sobrepeso provoca un aumento del arqueamiento de las piernas. Este genu varo, de por sí normal, se puede ver aumentado en exceso e incluso provocar una enfermedad en las rodillas llamada enfermedad de Blount, de la que la obesidad es un factor de riesgo.
-Rodillas en X: el llamado genu valgo. En niños más mayores, sobre todo a partir de los 4 o 5 años, la forma más arqueada de la rodilla cambia a una forma en X, de forma habitual. En este caso, el sobrepeso provoca dos cosas: aumento del valgo o de la forma en X, a nivel de hueso, y un aumento «estético» de dicha forma por el aumento de volumen de los muslos.
Este genu valgo dificulta la forma de correr, ya que se chocan las rodillas, sumado a la dificultad de correr por el sobrepeso. En este artículo acerca del genu varo y valgo hablo más sobre este problema.
-Alteraciones del cartílago: sobre todo a nivel de rodillas. La pérdida de cartílago es el comienzo de la enfermedad más universal: la artrosis. Hagamos el símil del cartílago con las ruedas de un coche. Habrá mucho mayor desgaste si las ruedas soportan el peso de un camión que si soportan el peso de un vehículo normal.
En paciente con obesidad en edad temprana, hay mayor desgaste de cartílago y por lo tanto una mayor predisposición a una artrosis más precoz.
-Problemas de autoestima: por todos es sabido que la obesidad provoca pérdida de autoestima en muchos niños. En ocasiones, hay mucha crueldad en las palabras de los niños y es algo a tener en cuenta.
-Pérdida de hábitos deportivos: el hecho de tener obesidad, hace que cueste mucho más hacer deporte, es como tener una mochila pesada a la espalda. Al ser mucho más costoso, se pierde el hábito y el niño focaliza su atención en otras tareas menos saludables por norma general, videojuegos, internet, etc. Sus amigos pasan a ser amigos con los mismo gustos y, por ello, se pierde el estímulo por hacer deporte.
Os invito a leer este artículo sobre el deporte en edad infantil.
-Enfermedades de la cadera: la obesidad es la causa de más del 90% de casos de una patología llamada epifisiolisis femoral proximal, que debuta en la adolescencia y que puede ser causa de una grave afectación de la cadera, precisando de cirugías y dejando como secuela una artrosis precoz.
En una edad algo más temprana, sobre los 6 años, se puede dar la enfermedad de Perthes, una patología en la que el aporte sanguíneo de la cabeza del fémur se ve interrumpido. En un Perthes con obesidad, el pronóstico es bastante negativo.
Ya hemos visto muchos de los problemas que a nivel traumatológico puede provocar la obesidad.
¿A qué se debe esta epidemia? Es muy sencillo, a la mala alimentación. la gran mayoría de padres cree que dan una alimentación sana a sus hijos pero no es así, hay un enorme desconocimiento, motivado sobre todo por una publicidad engañosa de las grandes marcas.
Pensamos que un zumo de piña es una bebida sana para la merienda de nuestros hijos pero no sabemos que solo un vaso de ese zumo lleva nada más y nada menos que 9 terrones de azúcar.
La gran mayoría de niños, yo mismo cuando era niño, desayunan leche con Cola-Cao y galletas, también sin saber que solo con ese desayuno el niño ha tomado la dosis de azúcar que le corresponde en una semana.
Si a este enorme desconocimiento, provocado por la manipulación de las grandes empresas, le añadimos el tema del precio, es muy normal la epidemia a la que estamos asistiendo. El precio de un aguacate es más de 10 veces el precio de un donut de Lidl. Y, ¿qué le gusta más a mis hijos? Obviamente los donuts, y mucho más económicos. Pero son «veneno».
El resultado es inevitablemente la obesidad, infantil y del adulto. Y esto conlleva un gigante gasto sanitario, enfermedades silenciosas como la diabetes, la artrosis, la arterioesclerosis, etc., tienen su base en la obesidad y mala alimentación.
Cabe resaltar que la obesidad no es la culpable de todo, pero sí es un factor de riesgo universal. Hay gente muy sana que tiene la mala suerte de tener enfermedades, pero son casos muy aislados.
¿Cómo poner freno a esta epidemia? ¿Cómo mejorar la alimentación de mis hijos y la mía propia? Esto son los consejos básicos:
-Saber: el saber no engorda y tenemos que estar bien informados de los que compramos y comemos. Nutricionistas con millones de seguidores en redes sociales como Carlos Ríos (@carlosriosq) o @sinAzucar.org dan consejos diarios acerca de una alimentación sana. Además, tienen libros para aquellos que no son usuarios de redes sociales e incluso una aplicación móvil (sinazucar.org) para escanearlo los alimentos y obtener información del azúcar insano que llevan.
Esta es la información fácil, desde casa. Un nutricionista en consulta le dará mucha más información y consejos de salud, más personalizados.
La clave: comer comida real y evitar los procesados. Desconfiar de muchos alimentos supuestamente sanos, y mirar siempre los ingredientes. La fruta es fruta. Las legumbres son legumbres. Las galletas o barritas dietéticas son procesados. Y después hay barbaridades como esta, 46 terrones de azúcar en una comida con relleno de refresco, una bomba.
-Tiempo: hay que invertir tiempo en nuestra salud y la de nuestros hijos. Hornear una pizza congelada no lleva tiempo pero preparar una ensalada sí que implica comprar alimentos, lavarlos, cortarlos, aderezarlos, etc. En cada gran cadena de supermercados, invirtiendo algo de tiempo, se pueden conseguir alimentos reales. Carlos Ríos con su Realfooding, en Instagram, tiene varias visitas por muchos de los supermercados muy interesantes.
-Deporte: inevitablemente, el comer bien debe ir asociado a una vida sana en general, hay que hacer deporte varias veces por semana. Da igual la modalidad, andar, escalar, bicicleta, correr, pádel, etc., pero hay que hacer deporte. Si hay algún dolor que lo impida, para eso estamos los profesionales sanitarios.
-Entrenamiento del gusto: como todo, el gusto se entrena. ¿A quién le gusta el café la primera vez que lo prueba? ¿O la cerveza? Pues lo mismo pasa con el azúcar. Si entrenamos nuestra alimentación a comer sin azúcar o con el mínimo posible, nos acostumbraremos a ello.
Con el paso de los meses, en aquellas personas que comienzan a cuidar su alimentación, experimentarán una mejoría del sueño, una mayor vitalidad, una mejoría de la piel y, en resumen, una mejor salud asociada a una pérdida de peso.
No se trata de hacer dieta, en absoluto. Se trata de comer bien y, para ello, no hay que pasar hambre. Además, esto no implica ser esclavos y no poder salir a tomar algo con los amigos o «saltarse» la alimentación días concretos. No hay que ser estricto.
En resumen, tenemos un problema real, una epidemia que se ve en las calles y en las consultas: la obesidad. Como médico y especialista en traumatología infantil y en deporte, me veía en la obligación de compartir esta información con aquellos que leen mi blog.
Espero que os haya servido de ayuda. Si crees que podemos ayudar a más gente, ¿puedes compartir este artículo? ¡Muchas gracias! Podéis seguirme en mis redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.