Artículo sobre los correpasillos en colaboración con Tutete (chupetespersonalizados.com)
Llega la época de Navidad y, con ella, el frío. Más tiempo en casa, visitas familiares y más tiempo con nuestros pequeños en casa. Pero los niños tienen la misma energía y tienen que liberarla, siendo el pasillo de casa la zona con más metros para ello. Por ello, en este artículo hablaré de los correpasillos.
Lo primero que debemos puntualizar es que no es lo mismo el tacatá que el correpasillos. El tacatá es un producto donde el niño va sentado y tiene cuatro puntos de apoyo, usándose en niños sobre los 6 meses. El tacatá no es recomendable, ya que produce muchos más problemas que beneficios. Se usa en niños que aún no caminan y, por lo tanto, en huesos no preparados para la carga.
Además de poder producir deformidades en huesos, el tacatá es una frecuente causa de caídas por escaleras, traumatismos craneoencefálicos y puede retrasar o perjudicar la fase de gateo por lo que, para que quede bien claro, tacatá no. Lo explico más en profundidad en este artículo sobre el tacatá.
El correpasillos se usa en niños a partir de los 9-10 meses, en aquellos que ya se mantienen de pie o que incluso han comenzado a caminar. Permite mejorar la coordinación y el equilibrio y, al permitir desplazarse sentados, mejoran la fuerza en ambas piernas. Además, se puede usar hasta edades más avanzadas (4-5 años) y, en ocasiones, sirve también como cesto de los juguetes.
Los hay de dos tipos distintos, para ir de pie a modo andador o sentado. Del mismo modo, hay una amplia gama de animales, coches, formas, a gusto de los papás o de los niños. En niños por debajo de los 18 meses, aconsejo un correpasillos en el que el niño pueda ir sentado y propulsarse con sus piernas para así fortalecer la musculatura de toda la pierna. En niños más mayores y con mayor equilibrio, optaría por los correpasillos en los que el niño va de pie.
Importante, el correpasillos es un juguete para la diversión del niño y fortalecimiento de sus piernas, pero no para aprender a andar. Para su uso, el niño debe mantenerse de pie o haber comenzado a caminar.
Es importante también resaltar que los niños deben llevar sus fases del desarrollo de forma natural, como les mande su naturaleza. Por ello, hay niños que gatean, otros que no, niños que comienzan a arrastrar una pierna, niños que no caminan hasta los 18 meses, niños que meten el pie hacia dentro, etc. Es decir, la variablidad es muy amplia y tenemos que permitir que sea la naturaleza la que mande en este desarrollo, por lo que debemos huir de las comparaciones con otros niños y no tratar de cambiar esa naturaleza.
Por último, y antes de elegir un correpasillos, debo incidir en la necesidad de que estos productos sigan las normas europeas de seguridad, con bordes o cantos redondeados, altura mínima homologada del sillín, sistema para evitar el vuelco etc., para evitar riesgos con nuestros pequeños. De esta manera, conseguiremos que nuestros niños se diviertan de forma segura, mejorando y fortaleciendo sus piernas mientras juegan.
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