Hola a todos, soy el Dr. Juanjo López, especialista en traumatología y ortopedia infantil, y hoy vengo a hablar de una de las “preguntas del millón” en consulta: ¿qué calzado es el más aconsejable para los primeros pasos de mi hijo?
Para comenzar, una opinión personal pero basada en hechos, el ser humano es una máquina prácticamente perfecta. Es decir, salvo excepciones, el pie del niño es un pie perfecto y que no necesita nada extra para un desarrollo normal. Es más, el calzado perfecto para un niño es ninguno, el suelo.
Dentro del pie infantil, hay un rango muy amplio de normalidad. El niño, en el comienzo de la marcha, presenta de forma muy habitual los pies planos y valgos. Es decir, sin puente y con la parte interna del tobillo “hundida” hacia dentro. Esto es totalmente normal y no nos debe alarmar; el pie está formado por muchos huesos perfectamente ordenados, los cuales hacen su función por la activación de tendones, músculos y ligamentos. En el niño, hay una elasticidad mucho mayor y es por ello que se produce esa “caída” en valgo del tobillo.
Como todos sabemos y hemos comprobado con nosotros mismos, esa elasticidad se va perdiendo con el paso de los años y , por lo tanto, el pie del niño plano y/o valgo tiende a la mejoría con el crecimiento.
Además, y en base a estudios comparativos entre niños de países subdesarrollados y niños de países desarrollados, hay un mayor valgo de tobillo en los países desarrollados en niños, lo cual podría traducirse a un mayor dolor en edades más avanzadas por esa alteración biomecánica mantenida. ¿Por qué? Porque los niños de países subdesarrollados van prácticamente siempre descalzos.
Atrás quedaron y deben quedar aquellos horribles calzados ortopédicos que muchos padres de ahora tuvieron que llevar en la infancia y que, también demostrado en estudios científicos, han generado en ciertas ocasiones incluso problemas de autoestima. Nunca los aconsejo.
Otro tema, y posibles futuras entradas del blog, serán otros tipos de alteraciones que se ven alrededor de los pies como la marcha en rotación interna (meter los pies hacia dentro), la marcha en puntillas, las deformidades en dedos de los pies, etc.
Dentro de los pies infantiles, hay pies más planos, otros más valgos, otros con algo de puente, otros con menor valgo, niños que comienzan a andar a los 10 meses, otros a los 17 meses, etc. Es decir, hay una variedad muy amplia sin llegar a la patología. Como digo a muchos padres, es una condición, como ser rubio o moreno. Mas nos deben preocupar pies rígidos o con exceso de puente (pies cavos) los cuales pueden asociarse a problemas neurológicos y que deben ser valorados por un especialista en traumatología infantil.
Hecha esta introducción de la biología normal del pie del niño, hablemos del calzado. Como he comentado antes, el mejor calzado es ninguno. Además, los niños no se resfrían por los pies, los virus no entran por ahí, sino por las vías respiratorias (ya somos todos casi expertos en eso gracias al Covid19, de ahí la mascarilla).
Por lo tanto, en casa y en ambientes donde el suelo está controlado y no hay piedras ni objetos punzantes, el niño debe ir descalzo o con calcetines. Estos calcetines también pueden ser leotardos en épocas de más frío y es ideal que tengan agarre al suelo en las zonas de apoyo como el dorso del pie y la rodilla (para la etapa de gateo) o la planta del pie para el comienzo de la marcha (antideslizantes) con el objetivo de evitar caídas y mejorar su agarre.
En caso de salir al exterior, en zonas donde podría haber piedras o cualquier peligro de herida en los pies, aconsejo usar los zapatos de primeros pasos “ultra-flexibles”, que son prácticamente como caminar descalzo por su extrema flexibilidad pero protegen en caso de cualquier cuerpo extraño en el suelo.
Para casos donde el niño ya tenga una marcha autónoma, sigo aconsejando el calzado más flexible posible. Un dato: que siempre podamos doblar el calzado con las manos, hay que evitar las suelas rígidas. ¿Por qué? Porque el pie necesita apoyar en algo lo mas parecido al suelo, de hecho, lo que hacen la gran mayoría de niños “caminantes” al llegar a casa es quitarse el calzado.
Es también importante vigilar la talla del calzado y esto se ha visto mucho tras el confinamiento, con niños con dolor en pies por calzados muy estrechos debido al crecimiento de los pies. Por encima de los 2 años, se aconseja el cambio de talla de calzado aproximadamente cada 4 meses aunque puede haber variaciones.
¿Debemos hacer uso de plantillas en el calzado? Si no hay dolor y no hay patología, no. Como he explicado antes, muchas veces vemos “deformidades” en el tobillo de los niños que son normales y que se sabe que van a mejorar con el tiempo. Por lo tanto, no debemos tratarlas. Distinto es si hay dolor, en ese caso siempre aconsejo consultar con un profesional, ya sea podólogo o traumatólogo infantil.
Espero que en esta entrada del blog haya podido aclarar vuestras dudas del calzado de los primeros pasos. Recordad, hay que buscar la máxima flexibilidad. Podéis encontrarme en redes sociales (@drlopezmartinez) o por correo electrónico: consulta@drlopezmartinez.com
¡Un saludo!