Hoy escribo sobre otro motivo estrella de consulta en traumatología infantil y otras especialidades: la cifosis postural, también conocida como «Mi hijo va chepado», «Parece que tiene una joroba» o «Le digo que se ponga recto pero no me hace caso».
La columna vertebral, para simplificar, está dividida en tres segmentos: cervical, dorsal y lumbar. Cada uno de estos segmentos tiene una forma en el plano lateral (mirando de lado al paciente): lordosis a nivel cervical-lumbar y cifosis a nivel dorsal. Por lo tanto, esto es lo normal en todas las personas, tener una cifosis a nivel dorsal.
Pero, ¿todas las cifosis son normales? No, de ahí que esté escribiendo este artículo. Es tarea del traumatólogo infantil distinguir la cifosis normal de aquella cifosis patológica:
- Cifosis postural: normal. Es especialmente frecuente en adolescentes, más en niñas y coincide en muchas ocasiones con el inicio de la pubertad. El joven va con los hombros y la cabeza hacia delante y con una aparente joroba, corrigiéndose cuando se le pide ponerse recto. En una gran mayoría de los casos, es un cuadro que no implica una patología de la columna.
Esta cifosis tiene una relación directa con las «malas posturas», pudiendo estar también relacionada con el exceso de peso en la mochila. En niñas, suele estar relacionada con la timidez, un gran crecimiento en altura en poco tiempo o por la «vergüenza» por el crecimiento del pecho; en niños, suele estar más relacionado con un gran crecimiento que les hace estar «desgarbados».
- Enfermedad de Scheuermann: patológica. Es una enfermedad de origen hereditario, con un debut frecuente entre los 8-12 años, en la que se produce un acuñamiento de las vértebras dorsales (más de 3 vértebras consecutivas con un acuñamiento de 5º) y puede producir dolor. Produce una «joroba» distinta, más localizada y que puede evolucionar con el crecimiento.
- Cifosis congénita: patológica. Es una cifosis que se desarrolla desde el nacimiento en la cual las vértebras no se han desarrollado correctamente y hay fusiones y malformaciones.
- Cifosis por fractura vertebral: patológica. Típica de las personas mayores que sufren fracturas por osteoporosis, produciéndose un acuñamiento de las vértebras fracturas de forma progresiva.
- Otras causas patológicas: por un proceso cancerígeno (como una metástasis), por una infección vertebral como la espondilodiscitis, por una enfermedad reumatológica como la espondilitis anquilosante, etc.
¿Cómo distinguir una cifosis normal de una cifosis patológica? Lo primero que hay que hacer es acudir a la consulta del especialista en traumatología infantil. En ella, hay que desvestir al paciente (ropa interior) y hacer una exploración detallada de columna y miembros. Una vez realizada, colocaremos al paciente de espaldas a nosotros y le haremos un test de Adams (intentar tocarse la punta de los pies sin doblar las rodillas), al igual que hacemos en la valoración de la escoliosis, como vemos en este artículo.
Con este test, viendo al paciente desde detrás y de lado, veremos:
- Joroba persistente y localizada: puede tratarse de una enfermedad de Scheuermann u otras patologías como la escoliosis del adolescente.
- Joroba suave y generalizada: lo más probable es que se trate de una cifosis postural. Esta cifosis también mejora e incluso desaparece con la extensión de la columna, es decir, llevando los hombros hacia atrás (poniéndose recto).
El diagnóstico y la diferenciación entre una cifosis normal o una patológica es clínico, es decir, basta con una exploración de un profesional experto. En casos de duda, o en casos de deformidad progresiva o dolor, habrá que realizar con una radiografía de la columna. En ella, mediremos los grados de cifosis (normal entre 20-40º). Si es dolorosa, podríamos necesitar de una resonancia magnética.
Recordad: el dolor de espalda, continuo, localizado, en niños y adolescentes no es normal. Puede ser un aviso de una patología grave.
Ahora nos centramos en la cifosis más común: la cifosis postural. Una vez hechas las valoraciones y habiendo descartado las enfermedades, tenemos un adolescente (habitualmente alto/a y delgado/a) con una tendencia a ir jorobado y desgarbado.
¿Esto es malo? Habitualmente no. Un porcentaje elevado de casos se resuelven solos con el crecimiento y una mayor conciencia del adolescente en su postura. Pero, en algunos casos, esta cifosis puede producir dolores musculares además de la alteración estética, por lo que debemos seguir estos consejos:
- Evitar posturas inadecuadas: como por ejemplo, usar el ordenador en la cama o en el sofá, forzando la lordosis, o una mala postura al estar sentados en clase.
- Estimular la práctica deportiva: en cuanto al deporte, la «fama» se la lleva la natación, ya que es un deporte simétrico y que trabaja mucho la espalda. En mi consulta, yo aconsejo hacer deporte, el que el adolescente quiera, pero que haga deporte. Si hay disponibilidad de natación, genial, como deporte único o sumado a otro deporte pero si no la hay, tampoco pasa nada. Un entrenador cualificado puede ser de mucha ayuda en la mejora de la tonificación muscular.
- Escuela de espalda: la fisioterapia juega un papel muy importante en este cuadro de la cifosis postural. De forma clásica, se realizan unos ejercicios con el paciente y se le explican para hacerlos en casa, consistentes en estiramientos y consejos sobre cómo realizar movimientos. Pero, en muchas ocasiones, hay una falta de adherencia al tratamiento por parte de los jóvenes, quienes en su rebeldía hormonal no quieren estar obligados a hacer ejercicios en casa.
Una fisioterapia con escuela de espalda individualizada, personalizada, consigue una mayor adherencia al tratamiento y con unos resultados mejores y más rápidos. En buenas manos, se consigue corregir la cifosis postural.
En casos de cifosis postural severa o casos como la enfermedad de Scheuermann, puede ser necesario el uso de corsé ortopédico. Al igual que en la escoliosis, el corsé no cura la patología pero si puede frenar su evolución. Estos corsés no son nada cómodos y son bastante mal aceptados por los jóvenes. Pueden ser una buena «amenaza» para el adolescente para que hagan conciencia sobre su postura.
Aunque hay profesionales que los indican todo el día, yo, personalmente, y solo en casos severos, les aconsejo llevar el corsé las horas de casa para evitar llevarlos en el colegio (en escoliosis igual) y mejorar su autoestima. Como decía mi jefe: «Es mejor una mente sana y una espalda enferma, que una mente enferma y espalda sana».
En casos muy indicados, y en cifosis patológicas, la cirugía puede ser la opción indicada, pero suele ser muy infrecuente y prácticamente nunca en cifosis posturales.
Por lo tanto, y para llevar a casa, en casos de cifosis postural en el adolescente:
1º Acudir a un especialista en traumatología infantil, quien con una buena exploración, descartará las causas patológicas.
2º Escuela de espalda (fisioterapia) personalizada, como mejor tratamiento.
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