Hoy quiero escribir acerca de los niños deportistas y las cosas a tener en cuenta por parte de los padres y entrenadores.
En primer lugar, enhorabuena, si estás leyendo esto es porque has tenido la suerte de tener un niño que le gusta el deporte. Si no es así, si tu hijo es sedentario, deberías actuar lo antes posible y estimularle. Está más que demostrado que en niños sedentarios problemas como la diabetes o enfermedades cardiovasculares son mucho más frecuentes.
¿Qué es ser deportista? No es lo mismo hacer deporte en el colegio 2 veces por semana (insuficiente) que sumarle 4 entrenamientos más y competiciones los fines de semana.
Como traumatólogo experto en patología deportiva y en niños, en los últimos años, cada vez recibo niños más jóvenes y con patologías más complejas sufridas en el ámbito deportivo. Esto se debe a varios motivos:
1.Se tiende progresivamente a una mayor profesionalización de los niños, en todos los deportes, y cada vez más jóvenes. En este artículo sobre las lesiones más frecuentes en jóvenes deportistas puedes profundizar más sobre este tema.
2.La profesionalización del deporte infantil es solo en lo referente al deporte, olvidando parcelas como la preparación física, la nutrición, el descanso, etc.
3.Poca y mala información en lo referente a la prevención de lesiones. Por ejemplo, es obligado el uso de botas multitaco en jugadores de fútbol en césped artificial. En este artículo sobre el deporte infantil trato estos temas.
4.En ocasiones, en el entorno deportivo profesional, se sobreponen los resultados deportivos a la salud del niño o adolescente deportista. En estos casos se olvida que, en estas edades, el niño «no come» del deporte. Será en la edad adulta cuando sí se podrá forzar la máquina para obtener mejores resultados.
Es por estos motivos por los que asisto y trato «dramas» familiares y deportivos en cuanto a lesiones de gravedad en niños. Por ejemplo, en este año 2018 he operado a 6 jugadores de fútbol menores de 14 años con rotura de ligamento cruzado. En estos niños, debido a la corta edad y que sus huesos aún están creciendo, la técnica de realización de la cirugía es más compleja para evitar lesionar la placa de crecimiento.
Imagen con técnica de reconstrucción de ligamento cruzado respetando zona de crecimiento (línea oscura por encima) en paciente de 13 años
También, aunque en pocas ocasiones, he recibido niños operados como personas adultas, cuando la biología del niño es totalmente distinta a la de un adulto y, por tanto, la cirugía en muchas ocasiones es distinta. Si su hijo ha tenido una lesión deportiva, póngase en manos de un traumatólogo infantil, a ser posible con experiencia en lesiones deportivas.
Como he comentado antes, la prevención es la base del deporte infantil. Entrenadores cualificados, material de entrenamiento y competición homologado, pautas nutricionales adaptadas a cada niño y un correcto reconocimiento médico a todos los niños son claves para evitar lesiones y sustos de gravedad. Hago hincapié en esto último, una revisión cardiológica evitaría muchas de las muertes súbitas en deportistas jóvenes (y no tan jóvenes).
¿Cuándo se debe profesionalizar a un deportista adolescente? Está claro que todo depende de las aptitudes del deportista. No es lo mismo ser el campeón de las fiestas del pueblo que ser campeón de España. Es por esto que, aunque el niño destaque, debemos «estirar el chicle» y seguir con los estudios en la medida de lo posible ya que muchos destacan pero my pocos llegan.
En casos de deportistas destacados, la profesionalización no es solo del deportista, también lo debe ser de su entorno. Pongo el ejemplo de un deportista destacado bajo mi tutela médica, Carlos Alcaraz Garfia, quien con 15 años ya ha sido campeón de España en dos ocasiones y campeón de Europa sub-16, siendo el segundo tenista español más precoz en ganar puntos ATP, por delante de un tal Rafael Nadal.
En este caso, dadas sus grandes aptitudes como deportista, se ha profesionalizado tanto Carlos como su entorno. Dos entrenadores, preparador físico, fisioterapeuta, nutricionista y médico (un servidor) forman parte del equipo de este deportista, todo añadido a un soporte familiar muy estable (muy importante) y al mantenimiento de sus estudios al ritmo de los chicos de su edad en la medida de lo posible. Del mismo modo, pruebas de esfuerzo, psicología deportiva, revisiones oftalmológicas o revisiones bucales son también rutinarias en este deportista.
Casos como Carlos no son frecuentes, y menos en un deporte individual, pero se puede aprender bastante sobre ello para su aplicación en otros deportes. En mi opinión, no cuesta tanto invertir una charla nutricional a padres y niños de un equipo de baloncesto, por ejemplo, o que la licencia federativa incluya una revisión cardiológica anual a los deportistas federados.
Volviendo a la lesión temida de la rotura del ligamento cruzado, hay muchas guías homologadas por la FIFA sobre su prevención en deportes colectivos como el fútbol y se les debe prestar mucha atención. Aunque realizar los ejercicios preventivos suponga perder 20 minutos de cada entrenamiento, los preparadores físicos y entrenadores de cualquier club de fútbol de adolescentes o preadolescentes deben concienciarse de esto para evitar que la progresión de un chaval se vea truncada por una grave lesión. Información sobre pautas de nutrición e hidratación previas a un entrenamiento o una competición serán de mucha ayuda para mejorar también los resultados deportivos.
Pero hay algo muy importante que, aunque sabido, en ocasiones se nos olvida: ¡son niños! Por ello, debemos dejarlos disfrutar y pasarlo bien con el deporte, hacer amigos y evitar sufrimientos dependientes de los resultados y la competición. Esto es fundamental.
Por lo tanto, el objetivo de este artículo para todos los padres con hijos deportistas es el siguiente: dejad que los niños disfruten con el deporte, revisión cardiológica a todos los niños, buen asesoramiento nutricional, prevención de lesiones y, si hemos tenido la mala suerte de sufrir una lesión, ponernos en manos de un profesional especialista en lesiones deportivas en niños.
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