«Doctor, mi hijo se cae continuamente, ¿por qué?» Esta pregunta se repite a diario en mi consulta de traumatología infantil. En ocasiones, las caídas son leves e intermitentes pero en otros casos las caídas se producen en cuanto el niño/a corre un poco y se puede apreciar por las piernas llenas de moretones.
Vamos a revisar los motivos de las caídas frecuentes en niños:
1.Porque el niño ha comenzado a caminar hace relativamente poco tiempo: no es infrecuente que algunos padres se alarmen por caídas de sus hijos de muy corta edad. En este caso hay que tener muchísima tranquilidad ya que el acto de andar no se aprende en un día y, de forma muy habitual, lleva de varios meses aprender y tener una estabilidad correcta.
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2.Por alteraciones en el desarrollo motor: en casos de niños con retraso motor o psicomotor, la coordinación se adquiere de forma más lenta y hay caídas más frecuentes. Este tipo de pacientes suelen llevar seguimiento en consultas de neuropediatría y tratamiento en atención temprana con fisioterapia para estimular y potenciar esta coordinación y destreza. En una gran mayoría de los casos, con trabajo profesional y paciencia, se resuelven sin secuelas.
3.Por obesidad: por desgracia, cada vez hay más niños obesos. Salvo casos con problemas endocrinos, en la gran mayoría de los casos el problema se debe a una incorrecta alimentación por parte de los padres (aunque cueste decirlo y reconocerlo). En niños pequeños obesos, los pies suelen aplanarse por el peso, las rodillas se suelen «deformar» y la coordinación se disminuye.
4.Por alteraciones en miembros inferiores: rodillas en X (genu valgo), anteversión femoral o una torsión tibial pueden producir alteraciones de la marcha y que el paciente sufra de continuas caídas. Este punto es donde el traumatólogo infantil puede actuar y mejorar, siempre y cuando sea un caso patológico. Por ello, voy a desarrollarlo con más detalle.
Si el paciente tiene las rodillas en X o genu valgo, al correr las rodillas pueden «chocarse» de forma inevitable. Es en estos casos donde los padres se percatan que su hijo «hace una cosa rara al caminar». Siempre aconsejo a estos padres que, si pueden, graben con sus teléfonos móviles a sus hijos al correr ya que en consulta los niños (que son muy listos), suelen caminar perfectamente y es difícil hacerles correr.
Son raros los casos de rodillas en X de forma patológica. Para distinguir los casos buenos de los malos, el traumatólogo infantil, si lo considera necesario, realizará una telerradiografía (telemetría o medición de miembros) con la intención de estudiar el eje de las piernas de su hijo. En casos patológicos y con crecimiento restante, valorando la edad y el estado de los cartílagos de crecimiento, se puede realizar un «crecimiento guiado» o frenado fisario.
Son estos casos los que, a los meses o años, conseguimos corregir de forma exitosa, mejorando progresivamente las rodillas en X con un pequeño implante llamado «placa en 8» y dos pequeños tornillos (imagen inferior), sin afectar el crecimiento en altura de los niños. En este artículo sobre el genu valgo y varo explico más sobre esta técnica y sobre esta deformidad.
Otro motivo de caídas frecuentes son las alteraciones torsionales de miembros inferiores:
a) Anteversión femoral: produce una marcha «con el pie hacia dentro» y, de forma característica, son niños que se suelen sentar en W. Se exploran con el paciente boca abajo en la camilla y midiendo el ángulo de anteversión del fémur. Solo en casos muy puntuales se puede solicitar un TAC o escáner.
b) Torsión tibial: puede ser torsión interna o externa. También se explora con el paciente boca abajo, midiendo el ángulo muslo-pie. No suele ser necesario el estudio con pruebas ya que la simple exploración clínica nos da la información que necesitamos.
Lo habitual es que los niños tengan varios factores que producen las caídas, una suma de ellos. Es muy habitual en estos casos la «marcha en batidora» en la que el niño, de forma inconsciente y para evitar las caídas, hace una especie de curva con sus piernas sobre todo al correr para evitar que sus rodillas choquen.
En estos casos de defectos de torsión de fémur o tibias, es muy importante (básico) conocer el desarrollo normal de un niño para no alarmar a la familia. Que una niña de 7 años se siga sentando en W y camine con los pies hacia dentro es en un 99.9% de los casos normal, pero que lo haga a los 14 años puede indicarnos una condición patológica.
Nota tranquilizadora: la inmensa mayoría de estos casos se resuelven por sí solos. Cada paciente es distinto y cada niño se desarrolla de forma individual, por lo que no hay reglas fijas de desarrollo. La experiencia de la profesión en ortopedia y traumatología infantil nos da la respuesta en estos casos y suele ser el tratamiento conservador.
Casos muy muy puntuales de defectos torsionales se corrigen con cirugía. Es simple, si el hueso «está retorcido» produciendo caídas frecuentes, hay que hacer un corte en el mismo (osteotomía) y corregir ese defecto. La fijación suele ser con una placa y la inmovilización posterior de 4-6 semanas habitualmente. Estos casos «raros» suelen intervenirse en la adolescencia, cuando el crecimiento restante no corregirá ese defecto.
Por desgracia, los aparatos en las piernas NO CORRIGEN estos casos. Hacen daño al bolsillo de los padres (no son nada baratos), hacen daño a la autoestima de los niños y no han demostrado corregir nada, por lo que personalmente nunca los indico. Las plantillas pueden mejorar la deambulación pero no son curativas. Si la torsión es en fémur, la plantilla no hará gran cosa ya que inevitablemente se coloca en los pies.
Tampoco mejora el decirle a nuestro hijo que no se siente en W. Personalmente, aconsejo a los padres que no gasten saliva en repetir una y otra vez esto a sus hijos, ya que el fémur «se ríe» de esto e irá cambiando con el paso de los años. En este explico artículo sobre la posición en W desarrollo este concepto con más detalle.
Es por ello que, los pacientes con defectos torsionales en sus piernas, deben ser valorados por traumatólogos infantiles, para evitarnos tratamientos innecesarios. Si el caso de su hijo es catalogado por su médico como normal, hay que ser paciente, ya que la rotación de un hueso como el fémur o la tibia no se corrige en meses, sino en años.
Espero que esta cuestión tan habitual en consulta haya quedado resuelta con esta información. Si estás interesad@ en esta y otras cuestiones de traumatología, puedes seguirme en mis redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram o en el correo electrónico: consulta@drlopezmartinez.com
¡Muchas gracias por leerme!